Nombrando el desierto
Panorama geográfico regional/El clima desértico/Presencia del agua en el desierto de Atacama/ Condensación de neblinas/ Aprovechamiento de aguas subterráneas/ Manantiales de agua dulce en el mar/ Lluvias artificiales/ Desalación de agua de mar y salada/ Nombrando al desierto/ Los Changos: habitantes de las sombras.
Estos mismos cateadores y mineros, en sus recorridos exploratorios y de descubrimientos, irían bautizando, en no más de 40 años, esta página en blanco, como era este desierto, con los nombres de lo que fue y sigue siendo más excepcional; por ello la mayor abundancia de nombres corresponde a lo más necesario y escaso en este territorio, como son las aguas y las plantas.
Espigando algunos nombres, en especial en la costa y al interior de Taltal y el altiplano, los hay con temperatura, como:
Río Frío
Laguna Helada
Aguas Calientes
de colores:
Agua Verde
Aguas Blancas
Laguna Blanca
con gusto y calidad:
Agua Buena
Agua Dulce
Agua Salada
Aguada de la Cachina
Agua de Cachinal
Agua Amarga
Agua Delgada
de lugares como:
Aguada de la Isla
Aguada de las Lagunillas
Aguada de los Mantos
Cerro Agua Dulce
Aguada Punta del Viento
Aguada Ojo del Chaco
Aguada de las Varitas
Aguada Cascabeles
Aguada del Pueblo
Laguna Seca
hay aguas donde abrevan animales:
Aguada del Leoncito
Aguada de los Mulos
Aguada de las Vizcachas
Aguada de Los Caballos
Aguada de las Vaquillas
Aguada de Los Sapos
Aguada de la Culebra
Aguada de las Tórtolas
están también las aguadas que permiten la existencia de plantas, como:
Aguada del Carrizo
Aguada del Carricito
Aguada de Pastos Largos
Aguada de Chépica
Aguada de la Brea
Aguada Higuera;
hay otras con nombres más sugerentes, como:
Aguada la Amante
Aguada del Milagro
Aguada de la Exploradora,
pero hay unas con apodos más tristes, como:
Aguada del Difunto
Aguada del Calvario
Aguada del Perrito Muerto
otros nombres recuerdan a personas:
Aguada de Pereda
Aguada de Sandón
Aguada de Incaguasi,
por último, entre las aguadas está la
Aguada del Carretón,
la no menos curiosa
Aguada del Chascón,
y la muy práctica:
Aguada del km 9.
Por su parte, la Dirección de Aguas del Ministerio de Obras Públicas dispone de un listado de vegas o bofedales del Norte, con sus respectivas delimitaciones, donde están 148 sitios para la región de Antofagasta, muchos con nombres repetidos varias veces, que no nombraremos. También hay otras definiciones de la toponimia, como los cerros Juncal, Juncalillo, Pajonal, Carrizo, Tuna y del Árbol; los colores de los distintos minerales florecen en los nombres de sierras y cerros, como Sierra Vetada, Sierra Overa, Sierra Amarilla, Sierra Los Colorados; y los cerros son de colores, como Plomo, Blanco, Negro (hay tres negros), Bayos, Colorado, Limón Verde y del Azufre. Los nombres en las pampas corresponden a los gustos de los dueños de minas, oficinas salitreras y campamentos mineros, donde cada cual puso el nombre de su pueblo de origen, de su madre, esposa o hija, de sus deseos y sueños, de todo lo aceptable para ser nombrado y recordado en la toponimia. Tal vez esto sea lo más poético que se encuentra en este majestuoso desierto, aquí sí que las mujeres dominan, pues están presentes Ángela, Anita, Aurelia, Blanca Estela, Blanca Lidia, Candelaria, Carmela, Carmen, Catalina, Cecilia, Celia, Cristina, Emma, Esmeralda, Esperanza, Eugenia, Filomena, Ghyzela, Julia, Lastenia, Lilita, Lina, Leonor, María, María Elena, María Teresa, Margarita, Pepita, Petronila, Rosario, Augusta Victoria, no faltan las diosas romanas, de lo que no hay en el desierto, como Diana, la divinidad de la caza y Flora, la diosa de las flores, tampoco están ausentes las princesas Incas o Coyas, pero hay santificadas otras féminas, como Santa Isabel y Santa Luisa. Y siguen las mujeres con las que encarnan sus orígenes, en la Americana, la Araucana y la Guasquina, y no falta la mina que tiene un nombre femenino de una condición muy humana un poco Dudosa, Deseada y Peregrina. Todo unido a otras expresiones femeninas como Avanzada, Buena Esperanza, Pampa Rica, Rica Aventura, Prosperidad y Perseverancia.
También están nombrados los héroes nacionales, como Lautaro, Blanco Encalada, y los de la guerra del Pacífi co, desde Arturo Prat y Carlos Condell al Sargento Aldea, el Presidente Aníbal Pinto y su Ministro José Francisco Vergara, con las batallas decisivas, como la naval de Angamos y de Miraflores. Aparecen en distintos cantones los grandes empresarios con los exploradores y descubridores de las minas de la región, como Ignacio Domeyko y Amado Pissis, José Antonio Moreno y José Santos Ossa, Francisco Puelma y Agustín Edwards. Del mismo tenor son las ofi cinas salitreras bautizadas con los nombres de los países de origen de sus propietarios, como Alemania, Iberia y Britania, y así siguen las regiones y pueblos de Chile y el mundo. Aunque Atacama no tiene los famosos vientos del Sahara, como el Siroco, que sopla al interior y el Simún, que cruza el Mediterráneo y llega hasta los Alpes, coloreando las nieves con sus rojizas arenas, sí posee el gran viento que se levanta en la tarde por diferencias de temperaturas en la pampa, que permitía a los obreros viajar “a vela” en el ferrocarril de Antofagasta al interior. Esto será una sorpresa para el geógrafo norteamericano Isaiah Bowman, quien incluye en su libro del desierto de Atacama una fotografía de cuatro obreros que viajan en un carrito de cuatro ruedas, indicando lo siguiente: “Carro a vela en el ferrocarril de Antofagasta a Bolivia, cerca de Calama. La brisa regular de la tarde es una fuente de energía para el regreso a la ciudad a la caída de la tarde”. Una fotografía similar pone Elwin C. Leslie en su estudio sobre las fi chas salitreras, diciendo que es un “Nitrate Railway’s ‘Schooner’ on Wheels”, pero los obreros son ocho y ocho también son las ruedas del móvil, formado por dos carros y una vela, lo que muestra la potencia del viento para mover semejante carga.