Reinaldo Lohse, recuerdos de un trabajador del agua

Testimonio de un bombero: don Gilberto Velasco/ Juan Cvitanic, hijo ilustre de la ciudad de Antofagasta/ Marcelino Carvajal, Alcalde de Mejillones/ Don Jesús Maldonado, una vida dedicada al agua/ Aurora Williams, al servicio de la ciudad/ Reinaldo Lohse, recuerdos de un trabajador del agua.

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“Hay cosas que uno las vive solamente en esta empresa. Nuestra misión significa vida no sólo por la entrega de agua, sino por cosas que hay que hacer a veces para evitar que ésta se transforme en nuestro propio enemigo. Mi estadía en esta empresa no ha sido la más típica, porque yo siempre he trabajado en los cerros. He estado casi aislado de mis compañeros y por primera vez después de 30 años, tengo un cargo de oficina. Yo comencé a trabajar por el año 1977 y en ese tiempo era un joven soñador. De veintitantos tuve la suerte de que mi primera labor fue echar a andar la planta Cerro Toparte de Calama. Estuve en la marcha blanca la dejamos funcionando. Fue uno de los hitos más importantes de la sanitaria de la época. Yo era un trabajador con cuarto medio, y después de haber trabajado en la planta Toparte, decidí que tenía que capacitarme. Lo que me tocó enfrentar me hizo verana realidad diferente: el sistema tecnológico estaba cambiando y un martillo o un alambrito ya no resolvían los problemas.

Así que entré al laboratorio regional de la época, luego estudié análisis químico y de ahí no he parado. He visto como ha cambiado la tecnología, el ingreso de la informática, el ingreso del computador. La informática disminuyó la improvisación. Siempre hemos estado expuestos al actuar de la naturaleza: los aluviones, las lluvias impensadas, los terremotos. Hoy el avance de la tecnología y de la profesionalización ha logrado que la gente tenga la camiseta más puesta. Cuando las personas abren las llaves de agua en sus casas no se imaginan lo que hay detrás: mucho esfuerzo, tecnología de punta y un gran grupo de personas preocupadas día y noche. Una de las cosas que más me han marcado han sido los desastres naturales, especialmente los grandes aluviones que hemos tenido en la zona. El primero que me tocó enfrentar fue el de Calama en los años ’70, donde se llevó parte de la aducción y estuvimos 15 días sin agua. Me acuerdo que ese día nos despertamos temprano sin darle importancia notamos que empezaron a caer unas gotas en la ciudad. Los sistemas de comunicación no eran los mismos de ahora y nadie nos aviso que parel río Loa bajó una cantidad de agua, lodo y piedra, que se llevó una tubería 1500 metros de largo. Los sistemas, plantas y estanques quedaron inundados de lodo. Fueron quince días de trabajo continuo, prácticamente no dormíamos.

Yo estaba jovencito, no tenía problemas, así que trabajé como cuatro días sin dormir, adentro de los estanques sacando el barro y limpiando los filtros. El drama era que en ese tiempo no teníamos grandes equipos, así que nos colaboró Codero hasta que pudimos por fin instalar las tuberías y dar el agua. La población se quedo quince días sin agua. Nosotros podíamos sacar el agua que estaba en la tubería y la transportábamos en camiones aljibes, pero estaba con mucho barro, por lo que no servía más que para los baños cosas así. El ferrocarril, con el agua del río San Pedro, se encargaba de repartir el agua para beber. Pero sin duda, lo más fuerte que me ha tocado vivir fuel aluvión de Antofagasta de 1991. Fue terrible, nunca nos imaginamos el impacto que provocaría, la pérdida debidas humanas o los cambios geográficos dentro y fuera de la ciudad. También fueron quince días de estar ahí abasteciendo con camiones aljibes, pero tuvimos mucha ayuda: las mineras, Codero, privados la Municipalidad. Yo me acuerdo ese día cuando nos avisaron, subimos rápidamente a la planta de Salar del Carmen y nos encontramos con un gran desastre. La gente lloraba, lascases estaban inundadas, otras habían desaparecido. Nosotros pasamos por un lugar donde el camino había quedado un metro y medio bajo el barro.

Y recuerdo el caso del jefe de aducciones don Leonel Rojo, que fue realmente un héroe. Cuando el aluvión pasó y se llevó las tuberías, muchas quedaron abiertas vertiendo el agua. Don Leonel subió con toda su gente, asumiendo el riesgo de meterseadentro del aluvión para llegar al estanque y cerrar las válvulas. Lo hizo con esas pesadas máquinas tractor. Otro tipo de desastres naturales que arriesgan la descompensación del sistema son los terremotos. Para el de 2005 yo estaba trabajando en la planta Salar del Carmen que está cerca de una falla geológica, así que todo lo que ocurre ahí se siente multiplicado por dos o tres veces. Cuando comenzó el movimiento telúrico ejecútanoslas medidas de seguridad que ya habíamos aprendido, abrir las puertas, no correr, ponerse los cascos etc. peros derrumbó el techo de la sala de filtros con un estruendo. Fue terrible entramos en pánico. Bajar las escaleras era una verdadera odisea.

Ondulaba y se movía, costaba mantenerse de pie. Cuando pasó ya estábamos recorriéndolas localidades para saber los daños. Que eran graves pero todo superable. En ese momento no piensas que trabajasen una empresa sanitaria sino que estas sirviendo a tus semejantes. Pertenecer acá ha sido súper importante. Y el cambio que sufrió Tocopilla fue impactante. De ser una ciudad en vías de desarrollo, tuvo que retroceder ya que muchas poblaciones se destruyeron. Se rompieron todas las redes y tuvimos que cavar prácticamente toda la ciudad para reinstalarlas.”