El clima desértico.

Panorama geográfico regional/El clima desértico/Presencia del agua en el desierto de Atacama/ Condensación de neblinas/ Aprovechamiento de aguas subterráneas/ Manantiales de agua dulce en el mar/ Lluvias artificiales/ Desalación de agua de mar y salada/ Nombrando al desierto/ Los Changos: habitantes de las sombras.

La ausencia casi absoluta de agua dulce en el litoral de la región de Antofagasta se explica por las características particulares de su clima, que exceden en su rigurosidad a las de los desiertos de similares condiciones hemisféricas. Así, al borde sudoriental del océano Pacífico, en Sudamérica, se extiende el desierto costero occidental más grande del mundo, en una extensión de más de 3.000 kilómetros, en sentido latitudinal. La parte meridional, situada en Chile, se conoce como “Desierto de Atacama”, donde está el punto más seco del planeta, en cambio la parte septentrional, situada en Perú, no tiene un nombre geográfico especial y se le conoce simplemente como “La Costa”.

Aunque en este estrecho litoral hay diferencias físicas entre los lugares, el mar, con sus influencias biológicas y climáticas que lo caracterizan, le confiere una unidad muy grande a esta costa, en toda su extensión; el agua marina, inmediata a la playa, tiene una temperatura anormalmente fría para la latitud a que se encuentra. Y aunque se relaciona esta frialdad con la corriente de Humboldt, que corre pegada al litoral rumbo al norte, esa agua helada proviene en realidad del fondo del océano. Las temperaturas más bajas – cerca de 15º C – se encuentran a 1,5 km de la costa y hacia el oeste van subiendo hasta alcanzar los 24º C a 160 km, mar adentro.

Como resultado de esa frialdad costera y por la forma en que prevalecen los vientos del sudoeste, el litoral posee un clima marcadamente uniforme. Esta frialdad marina le confiere una estabilidad tal al aire, que la lluvia es ligera o inexistente. En invierno, entre junio y octubre, se forman nubes bajas en gran cantidad, cuya precipitación se conoce localmente como garúa – lluvia tan sutil que no alcanza a correr por el suelo.  Esta niebla fina forma una capa de espesor variable, teniendo su base a los 300 metros por sobre el nivel del mar, extendiéndose en altura hasta alcanzar en algunos puntos los 900 metros o más. Con esta niebla hay agua suficiente para que crezca alguna vegetación en cualquier cerro de la costa, entre esas alturas. También la garúa, o camanchaca, obstruye la luz solar, lo cual favorece para que perdure un ambiente frío húmedo, que retarda la evaporación. Esta agua fría tiene importante influencia en la actividad económica de la población. Al ascender desde el fondo del mar, mantiene una cantidad asombrosa de plancton, que nutre a cantidades considerables de peces, y éstos a su vez a las aves que anidan en las islas y rocas, donde la acumulación de su estiércol constituye una de las riquezas importantes de estos desiertos.

Alexander von Humboldt, quien fuera el primero en caracterizar este clima, comentaba en su trabajo sobre las líneas isotérmicas del planeta que “la gran frescura, el frío que, durante gran parte del año, reina a lo largo de las costas del Perú, bajo los trópicos y hace descender al termómetro hasta los 12º Reaumur, no es en modo alguno efecto de las montañas cubiertas de nieve que están situadas en la proximidad, sino más bien de la bruma que vela el disco solar, y de la corriente de agua fría que, arrancando de las regiones del polo Sur y partiendo del Sudeste, va a chocar con las costas de Chile, cerca de Valdivia y de la Concepción, siguiendo desde allí su impetuosa marcha al Norte hasta el cabo Pariñas. Cerca de las playas de Lima, la temperatura del océano Pacífico es de 12º,5 Reaumur, mientras que bajo igual latitud, pero fuera de la corriente, llega a 21º. Singular es que un hecho tan notable haya pasado desapercibido hasta mi permanencia, en octubre de 1802, en las costas del Mar del Sur”.

En verdad, este fenómeno se conocía desde hacía siglos por las culturas precolombinas y los españoles, pero nadie había hecho observaciones científicas ni menos tomadas con instrumentos adecuados las temperaturas del mar, tanto en las cercanías de la costa como mar adentro. También se distinguía claramente, y tenía nombre, la corriente cálida y con menos oxígeno, proveniente del Ecuador, que cada siete años en promedio, por la disminución de los vientos alisios se desplaza al sur, y se sobrepone a la corriente fría de Humboldt, convirtiéndose en la causante de la mortandad de millones de peces, conocida como “corriente del Niño”, por llegar en los días previos a la navidad. Además, dicha corriente, al elevar la temperatura del mar provoca grandes precipitaciones en estas regiones, donde la lluvia casi no se conoce. Tan claro era el conocimiento de este fenómeno climático de densas neblinas, que había y hay una palabra indígena para distinguirlo – camanchaca – y también, por estas características, en esta costa chilena peruana, como también en la de Costa Rica, se ha perpetuado la antigua palabra española “garúa”, de origen latino – proviene de calígene: niebla, oscuridad, tenebrosidad – , que algunos investigadores de Chile a comienzos del siglo XX creían erróneamente que podía ser un término quechua.